Y ahí estábamos tú y yo, dos amantes que se encuentran después de años de ausencia, de lejanía, de llamadas ocasionales, recostados uno al lado del otro contando los ladrillos del techo en la habitación 27 del hotel Zamora.
Abrimos un par de cervezas, brindamos… -por este día -, y bebimos hasta saciarnos.
-¡Que calor!- …me quité la camisa, un botón luego el otro y el otro y otro más, mientras, tú te desnudabas frente al espejo despojándote de esa blusa verde que contorneaba tus senos.
Ya sin mi camisa de cuadros, me acerqué a ti, te tomé por la espalda y con mis manos rodeé tu cintura blanca, acaricié tu espalda y subí hasta tu cuello. Te giraste hacia mí besándome y acariciando mi pecho desnudo, sentía tu cuerpo cada vez mas unido al mío como si nos mezcláramos hasta formar una masa amorfa, caliente que se derretía entre las sabanas viejas de aquella cama…
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