Caminaba por la acera de aquella oscura y vieja calzada, mi mente llena de pensamientos , de recuerdos y cosas que no quería dejar atrás. -Que frió- era ese mes de septiembre, no como cualquier septiembre, este era mas frió, el aire helado y yo, con mis labios partidos. Saqué de mi bolsillo derecho un pequeño tubo de plástico y al destaparlo y saborear su rojo bálsamo en mis labios se detuvo el tiempo, se detuvo todo... El aire de la noche trajo de nuevo tus labios a mis labios, tu cintura a mis manos y tus brazos de nuevo marcando las horas en mi espalda, como en aquel sueño de blanco resplandor.
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