lunes, 18 de octubre de 2010

El Concierto

Desperté con la canción de mi despertador estremeciéndome entre las sabanas cansadas de mi cuerpo y dispuestas a expulsarme, claro, sin conseguirlo.

-Buenos días, haber si ya te paras-… te escuche decir con una voz irritante. – ¿que no es muy tarde ya?-. – no me molestes- pensé. Me pare de golpe para ir al retrete, y un fuerte mareo atosigo mi cabeza.

Me mire en el espejo que queda de frente a la puerta de madera desgastada y mal barnizada y ahí te escuche quejarte de nuevo, -¡no puedo hacer nada, si no se levantan no puedo barrer ni trapear!... -por favor son las diez y es domingo- te dije bastante molesto, a quien carajos se le ocurre despertarme en domingo a las diez de la mañana. Solo a ti, solo a ti…

Regrese a la cama sin darle mucha importancia a tus comentarios, un poco irritado, prendí la computadora mientras tu bajabas las escaleras molesta por el caso omiso a tus ordenes.

Mientras tanto, la computadora se iniciaba, baje por la guitarra y tú, desde la cocina mirándome, callada, con las luces apagadas y aunque los rayos del sol siempre entran por la cocina, como era domingo aun no cabían en la casa. Creo que te enojabas mas con cada escalón que subía de regreso a mi habitación, me sentía demasiado solo como para darle importancia a tus berrinches matutinos.

Desenfunde la guitarra, asegure el capo y tome mi púa, me puse mis audífonos e inicié la pista…         lo intente por tercera vez….          …Pensaba cada acorde escuche cada pisada y calculaba cada movimiento de mis dedos para no perder el ritmo de la canción, pero antes de terminar el estribillo ahí otra vez tu, -¡Ya bájense! ¡A desayunar! ¡Hugo!-.

Alambre… carne, pimiento, grasa, tocino, grasa, tortilla, grasa, ¡bien!, algo bueno para iniciar mi día. Comí cinco tacos y me subí al cuarto, la cabeza me daba vueltas, así que me recosté en la cama, entre la guitarra la funda, las sabanas cansadas y almohadas -si, así! Tócame-. Estúpido alcohol, no solo calientas mujeres, sino que también desvives hombres, -solo quiero pasar bien el rato, quiero que me tomes-. Estúpida cruda, pero era peor la moral, carajo

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